Hay muchos tipos de escenas eróticas dependiendo de las historias,
contextos y personajes, pero para utilidad de esta entrada voy a decir que hay
dos: las escenas eróticas que no son el centro de la historia o capítulo y las
que sí lo son.
Las escenas eróticas que no son el punto central de lo que se escribe,
por lo general, no son largas ni descriptivas. Lo común es que no tengan
intención de excitar y son más bien un momento importante a nivel sentimental entre
los personajes. Se trata de eliminar las explicaciones más explícitas y se
utilizan recursos metafóricos para narrar la penetración y el orgasmo, por
ejemplo.
No voy a concentrarme en estas primeras, porque me parece que no tengo
mucho que decir de ellas: el autor irá mejorando con el tiempo y la práctica.
Los tres consejos que quiero dar son en especial para las segundas: las
que sí son el centro del capítulo o forman parte de libros eróticos donde ese
tipo de escenas, claro está, son muy importantes.
Consejo #1: proponte un mínimo de
palabras
Esto no suele (ni deben hacerse) en la mayoría de casos, porque es la
misma escena la que pide cierta extensión o no. Pero, centrándonos en estas,
cuando se escribe una escena erótica es difícil saber cuál es la extensión
adecuada, ya que suele pasar que mientras escribimos sentimos que nos estamos
dejando el alma (y los calzones) en la narración, pero cuando releemos con calma nos
damos cuenta de que esa supuesta sensualidad no está dónde debería estar...
No hace falta pensar mucho para comprender por qué pasa esto: nos parece
excitante mientras escribimos porque nosotros mismos nos vamos imaginando la
escena y como no somos de piedra, pues nos agrada.
Así que, al menos mientras no establezcamos bien nuestro estilo en estos
temas, proponerse un límite de palabras es un buen recurso para forzarnos a
describir adecuadamente, con detalle, los sentimientos, las expresiones
corporales (el sudor, la temperatura, la respiración agitada y otros) o ciertos
puntos clave de la escena. Una escena erótica que es el centro debe tener
cierta extensión mínima, porque la necesitamos para poder expresar todo eso que
imaginamos.
El estilo de narración puede apuntar a algo romántico o más carnal y
coqueto pero, independientemente del tono, establecer un mínimo de palabras es
un buen comienzo.
Consejo #2: los diálogos no están
prohibidos
He visto personas que (casi) prohíben usar diálogos en una escena de
sexo, porque es poco realista.
Bueno, hay personas que no hablan durante el acto y otros que sí, por
eso los diálogos no están prohibidos y, aunque puedes prescindir de ellos por
completo, también pueden ser un gran recurso a tu favor.
Ahora, con diálogos no me refiero a gemidos escritos (aunque las
expresiones como mmm o ¡ah! acompañando un diálogo tampoco
deslucen), me refiero a diálogos donde los personajes puedan hacer uso de la
voz directa donde, por lo general, es el autor quien se encarga de detallar las
emociones. Un diálogo coqueto o una declaración en buen momento puede brindarle
cierto tono a la escena.
Igual con los pensamientos. He leído escenas eróticas de autoras que
combinaban muy bien los diálogos, pensamientos y narración para darle un toque
cómico al momento, y no por eso dejaba de ser sensual. Sencillamente, era una
escena más ajustada al tipo de personajes y por ahí viene el tercer consejo.
Consejo #3: no olvides la
singularidad de tus personajes en una escena erótica.
Este es quizá el mayor problema que noto en las escenas eróticas,
explícitas o no, que leo. Incluso la gente que narra bien tiende a dejar
perdidas las personalidades de sus personajes y convierte la escena (aunque
bien plasmada) en un momento sexual más.
Una escena erótica que no conserva la personalidad de quienes forman
parte de ella es una pérdida de tiempo. Piénselo de esta manera, la mayoría de
personas en el mundo han tenido o tendrán sexo antes de morir, el sexo por si
solo no tiene nada de extraordinario. La mayoría lo hace o lo hará.
¿Qué es lo que resulta atractivo, entonces, de leer a dos (o más)
personajes haciéndolo? Que son esos personajes y no otros. Las relaciones son
distintas porque no todas las personas son iguales y eso debe verse reflejado.
Que cuando alguien lea la escena se pueda advertir que eran esos personajes, y
que no sea solo una escena bien narrada a la que podría cambiarle los nombres y
seguiría encajando.
Usar la singularidad de tus protagonistas para convertirlo un momento
único y diferente es algo que no debes olvidar.
Y, bueno, esos son los consejos que luego de años de leer y escribir
escenas del tipo les podría dar. Como verán, no toqué otro tipo de consejos
relacionados con la redacción porque no era mi interés aquí. Tal vez más
adelante.
Y usted, ¿escriben escenas eróticas? ¿No las escriben? ¿Qué consejos le
darían a otros respecto al tema?
Saludos, nos leemos en la próxima C: