El tema de la violencia
sexual (y la «romantización» de) debe ser uno de esos que más han generado
discusiones en los grupos de escritores, sobre todo ante el éxito tan rotundo
que parecen tener algunas sagas juveniles que presentan violencia de este tipo
de manera bastante explícita.
En los círculos en que me
manejo la opinión sobre las historias que poseen altos grados de violencia
sexual está bastante marcada: hay un fuerte rechazo hacia las obras que tomen
como punto de partida violaciones o casos de pederastia. Hasta ahí no hay nada
realmente extraño, ¿no es normal que reprochemos actos de salvajismo tan
horribles como lo son las violaciones? El que estos temas se traten de forma
explícita en una historia, muchas veces sin ningún cuidado, nos genera
repulsión a la mayoría de los que nos creemos medianamente coherentes.
Aun así, si hay algo curioso
en este tema es como la violencia no sexual
parece estar (casi) exenta de
toda crítica moral que sí se realiza contra historias con gran contenido de
violencia sexual. Los ejemplos son muchos, es muy común que si escribo una
historia de terror donde se tortura a alguien y lo hago de manera explícita, la
gente me felicite por tal dominio sobre las sensaciones de dolor, de angustia y
demás. Es muy común que escritores se echen flores a sí mismos dejando en claro
la gran cantidad de asesinatos que podemos encontrar desde el principio en sus
historias. Si ves una portada que refleja una historia sangrienta, rozando el gore, es probable que encuentres un par
de personas que te van a preguntar con entusiasmo «¿dónde puedo leerlo?».
Para muestra un botón, una
trama clásica del terror, casi que un cliché
del género, son los niños malditos. Alguna vez hemos visto la trama de la niña
que llega con el cuchillo y dice que mató a sus padres, o la chica que va y
asesina a su hermanito porque estaba celosa de él. ¿Cómo reaccionaríamos si convirtiéramos
eso en violencia sexual? ¿Qué pasa con una historia en la que una niña en lugar
de matar a su padre tiene relaciones con él? Se nos figura horroroso imaginar a
una niña pequeña en una situación así, claro, pero ¿por qué cuando leemos la
escena del asesinato no es igual de impactante? ¿Cuándo fue que en asesinato
perdió total impacto en nuestras mentes, comparándolo con lo horroroso que se
nos dibuja el tema de la violación?
¿Ven?, ya me dieron ganas de escribir otra historia
Cuando hablo de estas
historias violentas no las estoy juzgando, yo misma he escrito historias con un
contenido de violencia no sexual altísimo y jamás he recibido una queja por
ello. En Grito de Muñecas, por ejemplo, la historia inicia con una muchacha
peleando con un grupo de guardias, en una escena donde ella mata a varios
hombres, ¿qué pasaría si convirtiera esa escena a algo sexual y a ella la
violaran entre tantos hombres y lo describiera con el mismo nivel de detalle
que describo las muertes?
No he hecho esta entrada
para encontrar una respuesta oculta, porque creo que hay demasiadas variables a
tomar en cuenta, esto es tan solo un comentario muy general; sin embargo,
después de ver a autoras despotricando contra la violencia sexual, tachando de
enfermas a niñas de trece años que fantasean con la violación, e incluso
formando grupos de denuncias para censurar las historias que contienen temas de
violencia sexual en la página, me ha surgido la duda de por qué nunca se ha movilizado
una molestia general como esa en torno a la violencia no sexual, en torno a las
historias que presentan las torturas y los asesinatos a puños en cada capítulo,
y que a la hora de hacer publicidad hablan de lo explícito de la violencia de
sus escenas como un punto a favor, como algo atractivo (así como las historias
de violaciones romantizan el acto).
Yo soy, en parte, escritora
de terror, he escrito sobre violencia no sexual de manera muy explícita y, para
qué mentir, esa violencia forma parte de mis historias casi siempre, incluso en
la fantasía y la acción, y ello me ha llevado a preguntarme qué me diferencia
de estas historias que se han popularizado tanto, no en cuestión de calidad, si
no en el hecho de ser «moralmente aceptada».
No estoy hablando de censura
de más historias, para mí la censura nunca es la opción indicada, pero al menos
me parece una interrogante interesante para plantearme a mí misma: ¿Qué es lo
que nos diferencia a dos personas que escribimos sobre temas dolorosos de
manera explícita, cuando ninguna de las dos tuvo la intención de criticar ni
mostrarlo bajo una luz negativa (porque sería mentir decir que la mayoría de
historias de terror muestran el asesinato y la tortura como algo negativo)?
¿Por qué una es una enferma y está dando un mal mensaje y la otra simplemente escribe
una obra de ficción?
Como dije, esta entrada no
la hice para dar respuestas, sino más bien para generar preguntas, así que
agradecería mucho saber sus posiciones respecto al tema. ¿Les parece que la
violencia sexual es «peor» que la no sexual? ¿Han escrito escenas de violencia
sexual explícita? ¿Han escrito escenas de violencia no sexual explícitas?
¿Creen que existe una diferencia? ¿Creen que los grupos que se consideran
intelectuales tienden a repudiar más la violencia sexual? ¿Han leído o leerían
historias con gran contenido de violencia sexual? ¿Y de violencia no sexual?
De nuevo repito, que no es un tema al que podamos darle fin, pero sí creo que puede llegar a mostrar perspectivas muy interesantes.
Nos vemos en la próxima C: